domingo, 15 de marzo de 2009

Libro: "DINÁMICA POBLACIONAL DE CHEPÉN Y PACASMAYO, por Provincias y Distritos"


Se presenta a la colectividad en general, el libro "Dinámica Poblacional de Chepén y Pacasmayo: Provincias y Distritos", elaborado por el Lic. Nicanor Becerra Castañeda y el Profesor Roni Ronald Aguilar Huaccha.

La obra reúne dos tipos de información por provincias y distritos. La primera expone referencias socio económicas, y en la segunda parte, información de la dinámica poblacional, para cual se ha utilizado los resultados oficiales de los censos nacionales de población.

La información poblacional analiza el crecimiento, composición y estructura de la población y su distribución geográfica, así como el estado civil o conyugal, las características sociales de la población, entre ellas, el analfabetismo; contiene además información sobre el acceso de la población al seguro de salud, discapacidad, religión y las principales características de la población en edad de trabajar y su participación en la actividad económica.

Esta publicación es un aporte al conocimiento de la realidad socio económica y dinámica poblacional de provincias y distritos que forman el valle Jequetepeque, esperando sea de utilidad para estudios socio económicos, planes de desarrollo, proyectos de inversión, entre otros, en bien del desarrollo integral y sostenible de los pueblos.

Adquiera un ejemplar, llamando al fono 044 949586256.

Libro "DISTRITO DE CHEPEN: Historia y Desarrollo Socio Económico"


Una nueva publicación sobre Chepén. Se trata del libro "Distrito de Chepén: Historia y Desarrollo Socio Económico" del Lic. Nicanor Becerra Castañeda y profesores Iduar Acuña Alva y Adán Gonzales Pinedo.

la obra reúne temas relacionados con la dinámica poblacional, social, educativa, productiva, historica y turistica del distrito de Chepén.El libro "Distrito de Chepén: Historia y Desarrollo Socio Económico"

Es una fuente de consulta para autoridades, profesionales, líderes comunales, estudiantes y población en general, comprometidos con su propio bienestar y desarrollo.

Los interesados en obtener un ejemplar de esta valiosa obra, contactarse al celular Nº 949586256.

domingo, 8 de marzo de 2009

EDUARDO GONZÁLEZ VIAÑA















Eduardo González Viaña
(http://www.elcorreodesalem.com/) nació el 13 de Noviembre de 1941 en Chepén. Hijo de Eduardo Gozález León y de Mercedes Viaña. Estudió la primaria en el Centro Educativo Nº 237 de Pacasmayo; la secundaria, 4 años en el Centro Educativo Particular "Antonio Raimondi" de Pacasmayo y el 5º en el Centro Educativo "José Andrés Rázuri" de San Pedro de Lloc. Se graduó de abogado y con estudios doctorales de Literatura en la Universidad Nacional de Trujillo. Los estudios de Linguística y Literatura los profundiza en España y de Etnología en la Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales de París.

Es profesor en las Universidades de Oregón y Berkeley (USA), tiene publicadas una docena de exitosas obras, incluidas novelas traducidas a varios idiomas, y ostenta numerosos premios. Su colección de relatos "Batalla de Felipe en la Casa de Palomas" lo haría merecer el Premio Nacional de Fomento a la Cultura "Ricardo Palma", la publicación de "Identificación de David" lo haría ganador del Premio Nacional de Novela "Universo". Su relato "Siete Días en California", incluído en su libro "Los Sueños de América", obtuvo el premio Internacional Juan Rulfo en París.

Se le señala como un "poeta perdido en los territorios del relato" y sostiene que su misión como escritor es contribuir al cambio de la sociedad, estableciendo "la diferencia entre tener corazón y no tenerlo". La crítica lo considera el mejor narrador de la generación del 60. Según Ricardo González Vigil, "su prosa fluye rítmica y encantadora cual versos olvidados de las convenciones métricas"; y el novelista Alfredo Bryce la encuentra tan perfecta que -dice- "dan ganas de cantar mientras se lee" .

Novelista, cuentista y ensayista, es autor de las siguientes obras: "Los Peces Muertos" (1964), "Batalla de Felipe en la Casa de Palomas" (1969), "Identificación de David" (1974), "Habla San Pedro" (1979), "El Tiempo del Amor" (1984), "El Amor se va Volando" (1990), "Sarita Colonia viene Volando" (1990), "La Mujer de la Frontera" (1995), "Las Sombras y las Mujeres" (1996), "Correo de Salem" (1998), "Correo del Milenio" (1999), "Los Sueños de América" (2000), "La Dichosa Memoria" (2004), "El Corrido de Dante" (2006), "Vallejo en los Infiernos" (2007), "Don Tuno, el señor de los cuerpos astrales" (2009) y "Maestro Mateo" (2009). Publica semanalmente "El Correo de Salem", una columna periodística que aparece simultáneamente en más de treinta diarios de América.

En la década del 80, sus obras se orientan hacia el tema antropológico. "Habla San Pedro, llama a los brujos", la conversación con un chamán del norte peruano se convertiría en un bestseller español, y "Sarita Colonia viene Volando", la biografía de una santa creada por el pueblo, es su homenaje a "la santidad de los pobres" y un libro considerado como una de las grandes novelas peruanas del siglo XX. Durante la década del 90, sus textos se orientan a describir y celebrar la inmigración de los hispanoamericanos , "la más grande y trascendente desde los tiempos que los judíos caminaban hacia la Tierra Prometida". De este periodo proceden varios libros de ensayo y relato.

En menos de dos años, su novela sobre la inmigración, “El corrido de Dante”, (Arte Público, University of Houston, USA, 2006) ha alcanzado cinco ediciones en países e idiomas diferentes. Alcanzó el Premio Latino Internacional de Novela de los Estados Unidos en el 2007 en un evento en el que el segundo premio fue compartido por las novelistas Gioconda Belli e Isabel Allende.

Su obra "Vallejo en los Infiernos" aborda la dramática circunstancia político social de las élites Bohemia y Norte de Trujillo al tiempo que recrea los sucesos de Santiago de Chuco y las arbitrariedades contra Vallejo a quien los gendarmes pasearon engrilletado por las calles rumbo a la cárcel que sería su infierno. Segundo Llanos Horna dice que "con su singular talento, González Viaña interpola la ficción en la realidad histórica. Y, de paso, nos deleita e ilustra una narración que, a ritmo de novela, despliega un sistemático recorrido por la biografía y arte del cholo inmortal que pronosticó el día y lugar de su muerte."

González Viaña ha cumplido con creces con César Vallejo y quien fuera el primero en avizorar su inmensurable talento en los tiempos del diario "El Norte" de Trujillo. González Viaña refiere que tenía 17 años cuando decidió escribir la novela vaticinada por el filósofo Antenor Orrego al apadrinar el 8 de noviembre de 1959, al grupo de jóvenes reunidos , por iniciativa de Teodoro Rivero-Ayllón, Juan Paredes Carbonell, Manlio Holgúin Gómez, bajo el nombre de Trilce, neologismo inventado por Vallejo para titular el famoso poemario que precisamente prologó el autor de "Pueblo Continente"
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La obra "Don Tuno, el señor de los cuerpos astrales" (2009) trata de una conversación con un brujo del norte del Perú, Eduardo Calderón Palomino a quien llamaban El Tuno. Un brujo en el Perú, no es lo que el nombre sugiere, es más bien la supervivencia del antiguo curador, la supervivencia de la antigua medicina. "Maestro Mateo" (2009) es la historia de un viaje maravilloso. Mateo y Martín, su perro, viajan al pasado. El narrador regresa a momentos de su infancia. Conversa con su abuelo fallecido. Camina con su padre por la playa. Revive la historia de su primer amor. En la historia, la muerte cesa de existir. Se puede conversar y pasear con los seres queridos que se fueron hace tiempo. El humor y el amor se dan la mano a cada instante.

En mérito a su trabajo como docente y de su prestigio intelectual que trasciende fronteras, la Universidad Nacional de Trujillo le ha conferido el Doctorado Honoris Causa y el título de Profesor Honorario. Similar distinción de parte de la Universidad Nacional de Cajamarca que le ha otorgado el Doctorado Honoris Causa y la Universidad Privada Antenor Orrego de Trujillo que lo ha nombrado Profesor Honorario.
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Fuente: BECERRA, Nicanor. "Biografías: Hijos Ilustres de Chepén". Chepén, 2009

ISAAC GOLDEMBERG BAY
















Isaac Goldemberg Bay
nació en Chepén el 15 de noviembre de 1945. Hijo de Isaac Goldemberg Roseman (Rusia) y de Bertila Bay Alvarado (Perú). Casado con Dina Cupestein Sánchez con quien tiene dos hijos: David y Dina. A los 8 años (1953) fue llevado por su padre a Lima. Estudió en el Colegio "León Pinelo" y en el "Colegio Militar Leoncio Prado".

A los 16 años enrumba a Israel, donde permaneció hasta 1963. Luego vivió en Barcelona hasta 1964. En ese año viaja a Nueva York y es allí donde escribe una de sus obras que despertó la crítica del mundo literario: "La Vida a Plazos de don Jacobo Lerner" (1978), que trata de la vida judía en el Perú. Con este libro se ubicó entre los primeros narradores del Peru; obra considerada por el National Yiddish Book Center de los Estados Unidos, entre las 100 obras más importantes de la literatura judía mundial de los últimos 150 años.

Tiene muchas obras y ensayos en novela y poesía, así como obras de teatro. Entre sus obras mencionamos:"Tiempo de Silencio" (1970), "De Chepén a la Habana" (1973). "Hombre de Paso" (1981), "Tiempo al Tiempo" (1984), "La Vida al Contado" (1992), "El Gran Libro de América Judía" (1998), "Cuerpo del Amor" (2000), "Las Cuentas y los Inventarios" (2000), "Hotel América" (2000), "El Nombre del Padre" (2001), "Peruvian Blues" (2001), "Los Autorretratos y Las Máscaras" (2002).

"Los Cementerios Reales" (2004) es una recopilación de 120 poemas de libros anteriores y 40 trabajos inéditos, libro que pretende hacer un juego de palabras con el título de los "Comentarios Reales" que pertenece al Inca Garcilaso de la Vega. Entre sus publicaciones más recientes figuran "La vida son los ríos" (2005), "Tierra de nadie" (2006), "Décimas y canciones de fino amor" (2007) y "Libro de las transformaciones" (2007).

Isaac Goldemberg, poeta, dramaturgo y novelista; Ernesto Kahan dice de él: "es un poeta pulcro, cuidadoso en el uso de cada palabra, profundamente intelectual y estilista. Su lenguaje es poético y emana pensamientos trascendentes que se insertan en el espíritu estético e indagante del lector, con implantes que lo deleitan enormemente".

Ha obtenido entre otros galardones, el "Premio Estival 2003" en Venezuela, por su obra "Golpe de Gracia, Farsa en un Acto". También ha obtenido la "Orden de Don Quijote" que otorga St. John's University y la Sociedad Nacional Honoraria Hispana, creada en el entorno académico norteamericano. Actualmente dirige la revista de cultura "Hostos Review" y el "Instituto de Escritores Latinoamericanos", con sede en Hostos Community College, de Nueva York, donde también es Profesor Distinguido de Humanidades. Recientemente aceptó la dirección del Comité de Escritores Peruanos en el Extranjero, del Pen Club del Perú.

En la actualidad reside en los Estados Unidos. Sus obras han sido publicadas en varios idiomas e incluidas en decenas de antologías de América Latina, Europa y los Estados Unidos.
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Fuente:
BECERRA, Nicanor. "Biografías: Hijos Ilustres de Chepén", Chepén. 2009

Cuento "Misa de Semana Santa" de Isaac Goldemberg

Isaac Goldemberg Bay
Por ese entonces yo tenía seis años y la única comida que me gustaba era la de mi abuela Jesús, una verdadera artista de la cocina. Mano prodigiosa. De bruja. Mi mamá y yo vivíamos en su casa, junto con el abuelo, más mis doce tíos, todos hermanos y hermanas de mi mamá. Así que con tantas bocas que alimentar, más la casi patológica tacañería de mi abuelo, mi abuela tenía que hacer malabares para que no faltara comida en esa casa. Por eso tenía su corral donde criaba gallinas, cuyes, conejos. Yo la ayudaba en la cocina: le molía el ají y el culantro, le espulgaba el arroz, le avivaba el fogón, le traía agua de la tinaja y le hacía los mandados. Y más de una vez la vi degollar, con mano certera y una amplia sonrisa, a una gallina o a un conejo, como si Dios los hubiese puesto en su corral para nuestro sustento. De cualquier cosa hacía un manjar, pero su especialidad era el estofado de pollo. Una verdadera delicia. Embriagador. Lo preparaba sencillo, su arroz y su papa, pero con una sazón que todos en casa atribuían a sus artes de bruja. Todavía recuerdo, al cabo de casi cincuenta años, lo que fue, para mí, su último estofado.

Fue un día cualquiera de Semana Santa. A eso de las once de la mañana, mi abuela anunció que iba a preparar estofado para el almuerzo. Yo me apresté a ayudarla, pero ella me ordenó que me fuera a la iglesia y que no regresara, por nada del mundo, hasta la hora de almuerzo. El par de horas que duró la misa yo tenía la boca hecha agua. Toda la iglesia olía a ají, a culantro. Empecé a sentir algo extraño, la cabeza me daba vueltas. Me pareció que al Cristo de la cruz le salían alas y escuché el chillido de un gallo. Me salí corriendo de la iglesia y me regresé a la casa. Todos ya estaban sentados a la mesa. Comían extasiados, como transportados a una especie de paraíso. Yo comí despacio, apachurrando el arroz con la papa, saboreando cada bocado, rezando en mis adentros para que no se vaciara mi plato.

En eso oí un chasquido. Era el abuelo, que, relamiéndose los labios, exclamó suspirando: “¡Carajo, qué bueno que había estado el cojo!”

La comida regresó desde mi estómago al plato. Clavé mis ojos en los de mi abuela y ella me devolvió una mirada de piedra, ordenándome que contuviera las lágrimas. El cojo era mi pollo. Mi mascota. Mi pata del alma. Casi mi hermano. Todos le decían el cojo porque rengueaba de la pata derecha, pero se llamaba Jesús. El nombre se lo puse yo, en honor a mi abuela. Y justo, por pura coincidencia, nos lo comimos en Semana Santa. Años más tarde, a mi abuela Jesús le amputaron la pierna derecha.

¿Isaac Goldemberg existe?

Eduardo Gonzalez Viaña

Me parece que nos conocimos el año 76, la primera vez que vine a este país, pero ese puede ser un recuerdo inventado. Existe, incluso, una anécdota acerca de cómo fue nuestro encuentro, pero me ha sido narrada tantas veces durante estos últimos años y con tantas variantes que no creo que sea completamente cierta, ni tampoco puedo decir cuál de los dos es el que recuerda y funge de narrador en esa historia. Lo peor de todo es que los dos somos narradores.

Ocurrió en New York, según lo que me han contado, y más precisamente, en una reunión en el Village. Nos hallábamos dentro de un grupo de personas cuyas principales actividades eran el teatro y la pintura. Se hablaba en inglés, y sin embargo no sé por qué sospeché que el tipo que se hallaba a mi costado entendía castellano. O quizás fue él quien me lo preguntó:

-Do you speak Spanish?
-Claro que sí. Soy peruano, ¿sabe?
-!Que coincidencia!… Yo también lo soy.

La conversación del grupo se reanuda. Quizás el tema es Jimmy Carter, el candidato demócrata de ese año, o quizás no porque, en este tipo de charlas, cada persona tiene un tema que no necesariamente comparten los demás, y la más conmovedora muestra de solidaridad humana se da en el hecho de que nadie escucha a nadie, pero todos hablan y parecen sentirse muy contentos de ello.

-Bueno, yo soy del norte del Perú.
-Otra coincidencia más. También yo lo soy.

Una señora me llama a un lado para preguntarme qué opino sobre el pintor que acaba de inaugurar una exposición en la galería del costado, y esto corta por un instante las coincidencias.-Es un pillo, un suplantador, un plagiario.No tengo tiempo para decirle a la señora que no he acudido al “vernissage”, pero no le importa. Más bien, está interesada en que conozca su opinión.

-¿Y tú qué haces? –
Aprovecho un descuido de la señora para preguntárselo a Isaac. O quizás es al revés:
-Escribo cuentos y novelas.
-No puede ser. Eso es lo mismo que yo hago.
Para acabar con las coincidencias, me dijiste que al igual que yo eres del norte del Perú.
Bueno, pero supongo que no de la provincia de Pacasmayo. ¿No?
-De allí mismo.
¿Y en qué distrito de la provincia has nacido?
-En Chepén, en la calle Lima
- respondemos los dos al mismo tiempo.
(Creo que aquí falla el relato porque tendría que haber un tercer personaje que pregunte.)

De eso hace casi un cuarto de siglo y nunca nos hemos vuelto a ver, si es que aquella vez de veras nos vimos. Quienes repiten la anécdota no dicen si en esos momentos yo había leído “La vida a plazos de don Jacobo Lerner”, esa soberbia novela de Goldemberg cuyo tema es la vida de la comunidad judía en el Perú. Claro que tampoco pueden saberlo, pero sí, ya la había leído, y me parecio realmente extraordinaria. Fue publicada en inglés y en castellano y mereció reseñas elogiosas del New York Times, Newsweek, The New Yorker, entre otros, y sin embargo nada de eso prueba que Isaac y yo nos hallamos conocido. Es más, últimamente llegó a mis manos otro texto suyo, un voluminoso ejemplar de “El Gran Libro de América Judía”, la antología más completa sobre la vida, milagros, obras y peregrinaciones del Pueblo del Libro en este continente. Una novela más –“Tiempo al tiempo” y cinco libros de poesía completan una obra que ha sido traducida al inglés, francés, hebreo, italiano y alemán.

Después de la vez que nos vimos en New York (suponiendo que nos vimos), nos hemos cruzado decenas de veces en el Perú. Nuestros tiempos de vacaciones coinciden y, durante el verano gringo, hemos estado los mismo días en Cusco, Lima, Trujillo y Chepén, y generalmente en medio del mismo grupo de amigos, pero siempre ha habido alguien que me ha dicho que “justo hace cinco minutos estuvo Isaac aquí” y de inmediato me ha relatado la famosa anécdota. Lo único que suele variar es la ciudad donde nos conocimos que a veces es también San Francisco como puede ser Sevilla, París o Jerusalem

El asunto viene a cuento porque hace unos años coincidimos en Lima durante la Feria Internacional del Libro e incluso en el mismo ámbito- la presentación de mi libro “El Correo Invisible”- pero los invisibles fuimos nosotros. No recuerdo haberlo visto dentro de la concurrencia. Por su parte, Isaac no sabe qué pasó, pero tampoco puede decir que me vio, y por lo tanto tendremos que esperar algunos años para que alguien invente alguna anécdota sobre un presunto encuentro de nosotros en esa ocasión.

Decía que han pasado 24 años sin que nos volviéramos a ver. Y sin embargo, ahora estamos en contacto. Hemos tenido que esperar para ello a que se inventen el Internet y el correo electrónico, y ellos nos traído todavía más coincidencias.

El primer e-mail de Isaac me dice:“Entré al Correo Invisible y me he quedado maravillado con tus artículos y las coincidencias:
también yo soy Escorpión (15 de noviembre),
los dos chepenanos y, encima, judíos.
Porque no me vas a decir que tu viejo con ese apellido
- (González) LEON- no desciende de conversos.
Creo que ya es hora de que escribamos una novela, dos corazones y dos cerebros, que es como decir a cuatro manos…”

Lo cual quiere decir que nos hemos reunido invisibles y en medio de un correo invisible. Y, además de eso, el asunto es que hasta ahora no he encontrado jamás a Isaac en el teléfono que me deja en su mensaje, y toda nuestra comunicación se sigue haciendo a través de una dudosa, sospechosa, hipotética computadora que llama al escepticismo tanto como la incierta anécdota que nos junta.

¿Isaac Goldemberg existe? Puede haber existido y haberse borrado de un momento a otro. No lo podemos saber. No hay una prueba irrevocable de su presencia en el mundo, y eso nos suele ocurrir a los cuentistas, y a todos los que hablamos con palabras mágicas sin saberlo.
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Fuente:
http://www.elcorreodesalem.com/

Isaac Goldemberg y Eduardo González Viaña en la Revista Peruana de Literatura


Revista Peruana de Literatura dedica número especial a escritores de La Libertad

La Revista Peruana de Literatura acaba de lanzar un número especial dedicado a la literatura del departamento de La Libertad, situado en la zona norte del Perú y cuna de escritores como César Vallejo y Ciro Alegría. De acuerdo con la introducción, la muestra incluye narrativa, poesía, ensayos y reseñas.

“Escribe sobre tu aldea si quieres ser universal”, dijo Tolstoi, e Isaac Goldemberg lo recuerda para hablar de una remota comarca del norte del Perú, Chepén, donde nació. El autor de La vida a plazos de don Jacobo Lerner reside en nueva York, pero piensa que de esa experiencia nació su preferencia por el tipo de literatura que celebra las alegrías y se duele de los pesares de la vida.

En el mismo pueblo nació Eduardo González Viaña. El autor de extraordinarios relatos sobre la inmigración vive también en Estados Unidos, pero cree que recibe los mensajes y la fuerza de un singular paisano. “Cada persona en el mundo tiene un cerro, un río, un árbol. En el desierto del norte peruano donde nací yo, apenas pude hacerme compadre de un cerro. El cerro de Chepén”, dice el autor de Los sueños de América.

La Revista Peruana de Literatura les pidió que dialogaran acerca de su pueblo natal para el número especial que acaba de lanzar y que está dedicado al departamento de La Libertad, una de cuyas provincias es la de Chepén.

Titulado “La Libertad: tierra de poesía”, el especial incluye también ensayos sobre la obra de César Vallejo, Alejandro Romualdo y Juan Morillo, así como textos de Gerson Ramírez, José López, Bethoven Medina, Ricardo Vírhuez Villafane, Jacobo Alva, Gustavo Tapia, Javier Agreda y Walter Lingán.

Asimismo, esta edición de la revista contiene un estudio de Javier Garvich sobre “Collacocha”, otro de Ángel Gavidia, acerca de “Julio Ramón Ribeyro y Santiago de Chuco” y otro de Gustavo Montoya sobre “Ideología, nación e indigenismo”.

lunes, 2 de marzo de 2009

BLASCO BAZÁN VERA


Guillermo Blasco Bazán Vera (http://blascobazan.blogspot.com/) nació en Chepén el 6 de Junio de 1946. Sus padres fueron José Vicente Bazán Chilón (San Pablo, Cajamarca) y Rosalvina Vera Cancino (San José, Pacasmayo); compartió su hogar con nueve hermanos: Orlando Vicente, Pedro Sebastián, Gonzalo Amado, Pedro Valdemar, Hernándo Gonzalo, Leila Consuelo, Lizandro Vicente, Luisa Amparo y Luis Miguel. Contrajo matrimonio con Frida Leila Alva Ríos, con quien tiene tres hijos: Aurea Soledad (abogada), Frida Rinette (abogada) y Blasco Eduardo (psicólogo). Realizó sus estudios primarios en el centro educativo Nº 233 (hoy, Nº 81030 "César Carrillo Gil"); su secundaria la hizo en la Gran Unidad Escolar "Carlos Gutiérrez Noriega", ambos centros educativos en su pueblo natal. Los estudios superiores los cursó en la Escuela Normal "David Sánchez Infante" de San Pedro de Lloc, titulándose de Profesor de Educación Primaria. En la Universidad "Federico Villarreal" de Lima obtuvo el Grado de Bachiller en Educación.

Profesor, escritor, poeta, investigador histórico y literario, conferencista sobre temas de literatura liberteña en universidades del país, crítico literario, comentarista político, deportivo y literario; tiene un afecto especial por la literatura desde muy niño y una fecunda producción literaria; en poesía "Poemas y cuentos" (1965),"Niños y ángeles"(1966), "Cuentos de amor y ternura" (1969), "La hora del silencio" (1982), "Atado a una estrella" (1991) y "En el nombre de la vida" (1993). En novela, Corongo” (2009). En Investigación Literaria ha publicado "Literatura pacasmayina" (1972), "Literatura regional del valle Jequetepeque" (1996), "Literatura liberteña: Vida y obra de las letras de La Libertad - siglos XVIII, XIX y XX" (2000) y "Génesis de la literatura liberteña" (2004). En Investigación Histórica tiene las obras "Los Albújar y Guarniz en la guerra con Chile" (1981) y "La revolución de Trujillo: Asalto al cuartel O Donovan en 1932" (2002).
Félix Martínez Vega define a Blasco Bazán como poeta "de fácil palabra, de cantos dulces y armoniosos como sinfonía, versos que destellan luces a raudal, prosa límpida como cristal". Sus libros son bien recibidos por el público lector, porque siempre traen "un mensaje de vida, de amor y de esperanza para la juventud".

Uno de sus poemas preferidos es "Formación de Hombre" que aparece en el Poemario "Poemas, Cuentos, Crítica y Homenaje" (1965) que escribió en la cárcel de San Pedro de Lloc donde estuvo por acusaciones de actos políticos que no cometió, "pero, si, yo sabía quien los hizo. No (lo) delaté" recuerda. "ese poema radiografió mi forma de ser: un hombre apegado a la justicia, al bien y al desprendido servicio hacia los demás sin importarme quienes sean". El poema dice:
"Llevo el peso del dolor, /ya no se si tengo entraña, /carcomedora cizaña,/ muéstrame un poco de amor./Este es el pago que llevo,/ por haber sido leal, /por despreciar siempre al mal,/se desquitan del mancebo./Pero los hombres que sufren,/ muy a temprana edad,/ jamás pedirán piedad / cuando llegue la adultez./Serán bizarros, valientes, /a la justicia amarán /y a sus hijos enseñarán/ jamás sin mostrar los dientes./ Pero hay que saber juventud /que para llegar a ese fin,/es necesario sufrir,/ como estoy sufriendo yo".

El poemario "La Hora del Silencio" (1982) es uno de los libros que le ha traído muchas satisfacciones. Contiene poemas de corte moralista "que son los poemas más fáciles de pensar pero más difíciles de hacer" afirma Blasco Bazán. "Me he solazado leyendo mis poemas y declaro que he llorado en silencio, siento que estos poemas aceran el espíritu y sosiegan el alma" agrega emocionado. De este poemario, transcribimos el poema "Compañera Mía":
"Esposa mía, ¡gracias por todo! /solo tú a mi lado/como una ninfa enamorada/ me diste de beber/cuando el calor /del infierno me ahogaba./Me diste de comer /cuando mis brazos /semejaban/escuálidos molinos./Me diste posada/ en tus angélicos labios/recordándome que en ti /aún tenía abrigo.../Cuando los momentos más amargos /me invadían, /aparecías tú en el umbral de mi tristeza /y como estrella /alumbrabas/el camino de mi vida./Gracias, mujer, esposa mía /sencillamente: ¡Gracias! ".

Su novela "Corongo" (2009) está inspirada en hechos reales sucedidos en el Valle de Chicama, La Libertad (Perú) , durante los años 1846 y 1851. Se trata de las luchas sostenidas por los negros esclavos del Valle de Chicama para conquistar su libertad y que Blasco Bazán con mucha sencillez y estilo literario narra los principales episodios en las 150 páginas de esta novela, donde se realza la prosapia del hombre trujillano, así como también, la intrepidez valerosa de los esclavos donde el negro Corongo y su raza, son elevados al más alto sentido humano a través de su pluma elegante y llana.

Ha participado y obtenido el primer lugar en los Juegos Florales de Cuento y Poesía de la Normal "David Sánchez Infante" de San Pedro de Lloc y del Concurso Histórico "Los Albújar y Guarniz en la Guerra con Chile- 1881" , trabajo que sirvió para el reconocimiento como Héroes Nacionales, promulgándose la Ley Nº 1326 del año 1983. Investigadores literarios lo incluyen como estudioso de la literatura liberteña y sus obras literarias están en la Biblioteca El Ateneo de Madrid- España y en la Biblioteca de Washington- EE UU.

Gran mérito suyo es haber implantado en todas las instituciones educativas de la Región La Libertad, el estudio obligatorio de la Literatura Regional. Es, también fundador de la Primera Biblioteca Regional de Autores Liberteños, descubridor de la Primera poetisa liberteña así como del Primer Grupo Literario liberteño que nació en Trujillo el año 1887 al que Blasco Bazán ha denominado como “Grupo Primavera”.

Blasco Bazán Vera goza del reconocimiento público y ha recibido diversas distinciones en mérito a sus logros profesionales, literarios e institucionales otorgada por entidades como la Municipalidad Provincial de Trujillo por su labor de Maestro; la Universidad Nacional de Trujillo, la Asociación de Cesantes de La Libertad y el Gobierno Regional por su labor como intelectual; la Municipalidad Provincial de Pacasmayo por su labor de investigación y producción literaria (medalla de oro y diploma) y la Orden "Ezequiel Gonzales Cáceda" por su labor literaria y la Revista Internacional de Cultura "Lo importante es el hombre" por su permanente creatividad.
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Fuente: BECERRA, Nicanor "Biografías: Hijos Ilustres de Chepén", Chepén. 2009

JULIA WONG KCOMT




Julia Wong Kcomt nació en Chepén el año 1965, exactamente (dato anecdótico), en la cuadra cuatro de la calle Lima, la misma en cuya cuadra dos naciera Blasco Bazán Vera, Isaac Goldemberg en la cuadra tres y Eduardo González Viaña en la cuadra cinco. Estudió Derecho y Ciencia Política en la Universidad de Lima, y Letras y Ciencias Humanas en la Pontificia Universidad Católica del Perú. También estudió Sociología y Filosofía en Tue Bingen, Stuttgart y Freiburg en Alemania. Estudió Literatura inglesa en la Universidad de Macau.

Julia Wong pertenece a la nueva generación de valores consagrados en la literatura peruana. Sus obras no sólo tienen el reconocimiento nacional, sino que ha pasado las fronteras. Ha publicado cinco poemarios: "Historia de una gorda" (1994), "Los últimos blues de Buda" (2002), "Iguazú" (2004), "Ladrón de codornices" (2005) y "Un salmón ciego" (2008). Recientemente ha publicado su primera novela "Bocetos para un cuadro de familia" (2008).

Su libro "Un Salmón Ciego" es una obra cargada de realidad sometida a la nostalgia. Aunque dentro del libro haya un poema que lleva el mismo título, el verdadero origen del nombre se basa en que los poemas cuentan experiencias de alguien que no buscó vivirlas, una suerte de ceguera necesaria; y lo de salmón, por ser este un pez que siempre va contra la corriente.

El libro posee poemas compuestos en español, inglés y alemán, ya que sus versos siempre nacen de una interacción con algo o alguien; y muchas veces, esas personas o hechos pertenecen a mundos lingúísticos ajenos al español. De lectura veloz y prosa digerible gracias a que carece de mayúsculas, el libro tiene ilustraciones en tinta chiana de Shasha Tayssen.

La obra "Bocetos para un cuadro de familia", es un libro de cuentos que la autora concursó en el premio narrativa PUCP del 2004. Uno de esos relatos "Bocetos para un cuadro de familia" fue publicado en el número 47 de la revista Hueso Húmero (Lima, noviembre 2005, pp. 87-117), dirigido por Abelardo Oquendo y Mirko Lauer. El 2008 fue publicado como libro independiente con presentación de Rodrigo Quijano.

En su conjunto, esos cuentos conforman un esbozo, hecho con pinceladas precisas y firmes y cálidos colores, de la historia (ficcional) de una familia de inmigrantes chinos llegada a Chepén, que pasa de las labores agrícolas al comercio y cuyos vástagos más jóvenes migran, a su vez, a la capital o al extranjero. Casi nada de lo narrado en ese libro de cuentos –salvo los relatos ubicados en Lima que publicó Siu Kam Wen en los años 80– tenía antecedentes en las letras nacionales a pesar de la importancia del componente chino en nuestra sociedad, comenta Oquendo.

El suplemento Somos de El Comercio y el semanario Caretas han reseñado Bocetos para un cuadro de familia. "Una narración que se remonta a las raíces, que se nutre de la memoria y que refleja el desasosiego que supone recuperar el tiempo perdido" (Somos). "Revisión del cuerpo, de la subjetividad y de la experiencia vital es lo que nos espera en este fragmentado viaje -casi un rompecabezas- a través de la historia de una familia de inmigrantes chinos en las calurosas tierras de Chepén; todo desde un lenguaje poblado de detalles y reminiscencias que nos transportan a tiempos y vivencias que jamás conoceremos pero que podemos espiar" (Caretas).

Julia Wong, desde el año 2006 organiza en Buenos Aires el Festival de Poesía peruano-argentino. Reside actualmente en la ciudad de Nueva York donde alista nuevos libros con la calidad original que la caracteriza.

Blasco Bazán e Isaac Goldemberg: Diálogo


Isaac Goldemberg y Blasco Bazán dialogaron:

Trescientos sesenta y uno escritores tiene La Libertad, de ellos cuarenta y uno son mujeres, y hoy estamos reunidos dos chepenanos, dijo Blasco en el conversatorio que sostuvo en el auditorio “César Vallejo” de la 4ª Feria del Libro de Trujillo con su compañero Isaac Goldemberg.

Blasco empezó describiéndolo: Isaac es de aquellos hombres de recia personalidad, con una lectura facetada de lo peruano y lo judío. De inmediato Isaac motivado por las palabras de su colega y amigo, por la afluencia de público, y por la presencia de sus patrocinadores, representantes de la Embajada Americana, sentados en primera fila, caminó hacia el podio y empezó a leer para todos, el primer capítulo de su novela, El escorpión.

Blasco preguntó además por sus inicios como escritor, a lo que muy brevemente Isaac respondió que él se inició como escritor por el cine: … de pronto me convertí no en un espectador si no en un lector de las películas. Esto me proporcionó una entrada indirecta a la literatura, refiriéndose a aquellas películas adaptadas de obras literarias.

Luego me mudé para Lima, continuo diciendo, a una casa de un pariente que había viajado y descubrí que había dejado una biblioteca atiborrada de libros de literatura europea y judía, pero nada de libros de autores peruanos […] de niño no me importaba nada de los grandes nombres de autores, solo las historias que me atrapaban. Hasta tal vez no entendía lo que decían, pero sí el cómo se decían.

Después hizo varios intentos de escribir, pero confesó que las historias no funcionaban. Ya estando el en Nueva York logró conjugar en su historia el mundo judío y el peruano en un lugar tan cerrado como Chepén y esta historia empezó a fluir. Así surge su novela del viejo mercachifle, “La vida a plazos de Don Jacobo Lerner”.

A lo que Blasco comentó que Chepén es una cantera importante en la obra de Isaac, reconoció también su prosa elegante y la nostalgia que le ha hecho escribir poesía. Acto seguido Isaac recita al público “Oración fúnebre”.

Ya casi al final de su presentación Goldemberg habló sobre la función del narrador en cada novela suya, comentando que cada obra necesita de uno diferente. Y que por eso él para no aburrir siempre empieza una obra pensando en quién va a narra la historia; piensa en su edad, en su género, en sus experiencias, en cuánto sabe de la historia, en qué va a contar; para encarnarlo y narrar.

VIAJE AL MÍSTICO CHEPÉN

Pier Barakat

Tierra de afamados literatos como Eduardo González Viaña e Isaac Goldemberg, ubicada al norte de La Libertad, guarda un celoso encanto casi imposible de descifrar para un periodista –por momentos– escéptico.

La mañana en que pisé tierra chepenana, luego de un viaje zigzagueante y aterrador en un bus asesino que por lo visto aspiraba al grand prix, un sol de bochorno ardía en los cielos y lanzaba inclementes fucilazos en cerebros, hombros, brazos, pistas, aceras y en los infelices perros de la calle. Era uno de esos días en que las neuronas, amodorradas y por poco achicharradas, hacen simbiosis en cámara lenta y sólo centran los pensamientos en satisfacer una necesidad primaria: la sed. El conductor criminal del ómnibus abandonó a algunas almas en la Carretera Panamericana (incluyendo la mía) y en cuestión de segundos los viajeros nos vimos acorralados por una hambrienta bandada de mototaxis.

La visión era la misma que se capta en toda ciudad de tránsito invadida por inmigrantes andino-costeros, con casas misérrimas en los laterales, un cerro de fondo, hostales de estrellas solitarias, un quiosco, una bodeguita, un par de farmacias y, claro, el infaltable grifo. Con un panorama de bienvenida en estas condiciones, la misión que me encomendaron: encontrar la mística de Chepén, esa fuerza mágica y sobrenatural que inspiró a grandes literatos nacidos en esta ciudad liberteña, iba a ser más complicada y confusa de lo que había previsto. “A un hotel, por favor”.

Conforme la mototaxi avanzaba hacia el centro de la ciudad, el paisaje iba mejorando. Una avenida estirada con berma de concreto y flores salpicadas, ataviada con los ambulantes propios de las ciudades modernas del Perú, fue el preámbulo de los jirones más céntricos e históricos. La habitación que me tocó, en un cuarto piso, con vista a la Plaza de Armas, agua fría y caliente, televisión por cable y una ubicación tan cercana a la iglesia que el viejo e impresionante reloj de la torre la hacía retumbar cada cuarto de hora, aminoró mi sofocación en esta tierra de algarrobos, arrozales y comercio, de aires entre serranos y costeros y de gente extremadamente amable. Un duchazo y a la calle. A revelar los misterios de Chepén.

Cuna de escritores. Isaac Goldemberg (1945) y Eduardo González Viaña (1942) son los literatos más grandes que ha exportado Chepén al mundo. El primero, hijo de un judío y de una peruana, sólo permaneció sus primeros ocho años de vida en esta ciudad (luego partió a Lima y hace muchas décadas vive en Estados Unidos) pero la relación con su pueblo natal es tan estrecha que aún no ha escrito un libro donde no mencione a Chepén. Basta con sólo citar el título de una de sus grandes novelas: De Chepén a La Habana (1973). González Viaña también partió de Chepén de manera temprana, pero se quedó cerca, en Pacasmayo. Aunque él rememora en numerosos escritos su niñez en este nostálgico puerto, no olvida que nació “a los pies de un cerro, en un pueblo del norte del Perú”, según confiesa en su obra La dichosa memoria (Librusa, 2004). “Dicen que nací de pie –prosigue–. Era uno de esos días en que el fulgor de la constelación del Escorpión incendia los cielos del sur, y en el momento en que nacía, las campanas de la iglesia cercana llamaban al pueblo a rezar el Ángelus…”. ¡Ajá!, la iglesia contigua a mi hotel.

Goldemberg, cuando partió a Lima a vivir con su padre de origen hebreo, y posteriormente en su autoexilio en Nueva York, emprendió una búsqueda de su identidad medio oriental que se materializó años más tarde en su antología El Gran Libro de América Judía, texto que lo catapultó hacia el podio de los grandes de la literatura latina. “Siendo realista, admito que quienes en el Perú no conocen mi obra se pregunten ‘¿qué me puede decir un judío sobre el Perú?’, mas si pudieran abordarla percibirían que habla más de los peruanos que de los judíos”, declaró recientemente el autor chepenano al portal web http://www.andes.missouri.edu/.

Pero es en otra entrevista a Goldemberg donde por fin hallo una pista de la mística chepenana. El también autor de La vida a plazos de don Jacobo Lerner expresa que lo que más recuerda de Chepén “es su atmósfera ritual, esa mezcla de paganismo y catolicismo, casi como si se tratara de un pueblo medieval y que lo convertía en una especie de pequeño ‘teatro del mundo’. […] Pienso que de esa experiencia nació mi preferencia por el tipo de literatura que celebra las alegrías y se duele de los pesares de la existencia humana. […] Para mí Chepén es como un pueblo sacado de la Biblia”.

González Viaña me da otra pista del embrujo que posee Chepén en su libro ya citado La dichosa memoria. Una de las historias titulada ¿Isaac Goldemberg existe?, cuenta que algún día de 1976, durante una reunión en el Village de Nueva York, recién conoció a su paisano chepenano. En medio de una conversación entrecortada, ambos coincidieron en todo: eran peruanos del norte, escritores, de Chepén e incluso habían vivido en la misma calle.–“[…] ¿Y en qué distrito de la provincia has nacido?–En Chepén, en la calle Lima, –respondemos los dos al mismo tiempo–” […]¡Increíble! Algo especial debe guardar esa calle.

En la calle Lima… y algo más. Aunque Goldemberg y González Viaña alguna vez recorrieron en su infancia la calle Lima de Chepén, no creo que ésta los haya inspirado demasiado para convertirse en grandes literatos. Esta arteria, que se ubica tras de la Plaza de Armas, es escenario de una pasividad extrema, interrumpida sólo por el ruido de las mototaxis. Cuando camino en este jirón cubierto de concreto, que aloja a viejos hostales y casonas, nada extraño me invade. Algunos vehículos circulan a gran velocidad y un niño cobrizo me observa con sorpresa mientras capto algunas fotografías. Camino hacia la Plaza de Armas. El impresionante reloj de la iglesia me toma por sorpresa. 2:15 de la tarde. Almuerzo. Descanso. Me vuelvo a duchar. La tarde ya cayó y en la plaza hay fiesta. Salgo del hotel y una turba de apristas al ritmo de la marsellesa recorre las calles y lanza arengas a su maestro Víctor Raúl. “¡Haya vive!”, vocifera uno, todos repiten. Ellos se dirigen hacia mi derecha, yo doblo a la izquierda. Chepén de noche.

Negocios y más negocios. Un semáforo que nadie respeta colocado en la esquina de la iglesia cambia a verde y una ráfaga de mototaxis nuevamente se cruza en mi camino. Chepén es una ciudad de comerciantes, donde todo se compra y todo se vende. Es un punto de conexión mercantil entre la costa y la sierra. Casi nada queda del Chepén que en 1864 visitó y describió el sabio Antonio Raimondi: “Un pueblo algo grande y con apariencia de los pueblos de la costa, con casas de quincha y enlucidas de barro”. Cerca de 150 años después, en cada esquina de Chepén hay bancos y cajas financieras, farmacias, locutorios, cabinas de Internet, panaderías, restaurantes, tragamonedas y todos los negocios que uno puede imaginar. Este movimiento nocturno es el estigma que me hace recordar que estoy caminando en una ciudad de la costa y no en un poblado del ande, donde las personas duermen –a más tardar– a las 9 de la noche. Ceno un sabroso pollo a la brasa, bebo una chicha morada helada y regreso a mi guarida. A esperar las primeras luces.

El sabio del pueblo. Roque Miguel Tucto Chávez, periodista e historiador chepenano de 73 años, a quien por suerte encontré en la Biblioteca Municipal leyendo La Industria, definitivamente está enamorado de Chepén. Es más, él considera que esta ciudad es “divina”. “Hay una duna cerca de Pacanguilla que, a la distancia, parece ser el mismo Cristo en posición reflexiva y orando por nuestra tierra”, expresa este hombre de hablar pausado y movimientos sutiles que todos conocen como el cronista del pueblo, el hombre que protege su identidad y que, por fortuna, no olvida ni siquiera un detalle de la historia. La calle Lima vuelve a impresionarme pues, según Tucto, en este jirón prodigioso también nació otra gran escritora chepenana, Julia Wong (1965), quien ya se ha consagrado dentro y fuera del país con obras como Historia de una Gorda (Libertad, 1994), Los Últimos Blues de Buda (NoEvas Editoras, 2002), Iguazú (Ediciones Atril, 2004) y Ladrón de Codornices (Ediciones Patagonia, 2005), entre otras.

–¿Qué tiene de especial esa calle que exporta a tan buenos literatos?, le pregunto.
–Debe tener algún encanto escondido, pero eso realmente sólo lo sabe el de arriba, dice y señala el techo con el índice.

Tucto no deja de mencionar nombres de chepenanos exitosos. La compositora y poetisa Maruja Tafur Núñez; Jorge Linares Vásquez, afamado físico nuclear radicado en Francia; el conocido sacerdote Víctor Hugo Tumba Ortiz; el doctor y también historiador Manuel Burga Díaz, quien llegó a ser rector de la Universidad Mayor de San Marcos; y el también rector de la Universidad Federico Villarreal de Lima, José María Viaña Pérez, son sólo algunos personajes que conforman la interminable lista de Tucto, quien ahora señala que la mística de Chepén la llevan sus hijos en la sangre, en el alma, como una fuerza que los encamina a realizar proezas dentro o fuera de esta tierra –citando adjetivos de Tucto– soberana, inmortal, bella, gloriosa, alborozada, orgullosa.

Tantos calificativos positivos para esta ciudad, que al comienzo me mostró su cara más dura pero que a escasos minutos de mi partida me ha envuelto en su aura de glorias e hijos prodigiosos, me hacen por fin entender que Chepén es una tierra glorificada por sus descendientes y su bagaje histórico, que siempre seguirá brillando en el norte, que nunca será devastada como el Macondo garcimarquezano y que –como bien compuso el afamado decimista Nicomedes Santa Cruz– “antes que el rudo Pizarro y antes que el Inca también, cuando el cerro era guijarro ya Chepén era Chepén”.
(Pier Barakat Chávezpierbarakat@laindustria.comFebrero, 2007)
Comentarios:

Marco Flores Sánchez dijo...
Felicitaciones Pier por tu crónica sobre Chepén. Has hecho una perfecta y directa narración de lo que se puede apreciar y sentir al caminar por las calles o parques de nuestra ciudad. Y es que Chepén es eso: tiene mucho de mágico, pero también una actualidad desordenada y caótica que debemos superar.Un abrazo

nicanor becerra castañeda dijo...
Amigo Pier, como chepenano mi reconocimiento por tan hermosa nota que describe con mucho talento a mi pueblo. Bien por la conversación con Miguel Tucto Chávez, la "memoria viva del pueblo de Chepén". Felicitaciones. Atte. Nicanor Becerra Castañeda