lunes, 31 de octubre de 2011

I Encuentro de Escritores Sinodesdendientes, Indígenas y Afrodescedientes de Latinoamérica y el Caribe


REALIZADO DEL 25 AL 29 DE OCTUBRE DEL 2011, EN SAN JOSÉ COSTA RICA.
Por: Julia Wong Kcomt
Quiero agradecer infinitamente a Nicanor Becerra gestor cultural de Chepén. He vuelto a la vida después de estar inmersa en la vorágine satírica de la existencia urbana, comercial, material, competitiva, esquizoide, que nos aparta de la luz interior. Viajando, escribiendo, gritando, moviéndome…pero con el corazón roto.

Nicanor fue quien me contactó con Carol Britton, una tica maravillosa presidenta de la Fundación para el Arte y la cultura en San José, Costa Rica. Vuelvo, después de cinco días, embarrada de Caribe, De Limón y de la visión del Rio Toro amarillo, de la sencillez de los pueblos caribeños que piden entre bailes, música, amor y poesía, ser escuchados. Con una humildad y armonía interior impresionantes, con sonrisas, diarias y conexiones milenarias hacia el cielo, con la visión puesta en el mar. A pesar de toda la destrucción que causa el narcotráfico en sus ciudades, la injerencia de agentes no bienvenidos, sentí una dulzura inigualable….

Escritores de once países nos reunimos a contarnos experiencias de gestión, escritura y creación, desde el alma étnica, que nos ha impregnado a veces violenta y a veces sutil. Estuvieron EUA, México, Guatemala, Honduras, El Salvador, Belice, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Ecuador, Perú, Brasil, Cuba, Puerto Rica, Rep. Dominicana, Trinidad y Tobago. (Hawái, aunque sea de EUA, es una nación, con su propio sentido, lengua, forma de pensar). No somos blancos, dijimos, no como declarando un racismo al revés. No como xenofobia revanchista por todo lo que no fuimos comprendidos, los medios técnicos, burocráticos o institucionales que no conseguimos para expresarnos desde nuestra compleja existencia, nuestros miedos, dolores, visión, apegos, cotidianeidad y producción. Si no como canto y gloria a la toma de consciencia de nuestros propios parajes.

Si no hubiera sido porque históricamente nos reconocimos como grupo que tuvo otras dinámicas para un viaje interior o exterior, no hubiéramos hecho este viaje, viaje que viene durando ya su par de siglos… Viaje que tuviera como fin extraer a la luz sus más profundos sueños, quizás reconociendo la subordinación, la visión tradicional, a veces supersticiosa, no ortodoxa, con elecciones estéticas fuera de los canales oficiales. En el transcurso algunos nos fuimos amalgamando con la historia y el saber oficial, pero las voces, del viento, del mar, de la fruta, de la sangre, algunas tradiciones, entre vuelos de rama dorada y pasaje al infinito del espíritu incorruptible que aún no sabe vestirse, pedía a gritos tener otros canales de expresión.
Nunca me he sentido tan íntegramente como parte orgánica de un encuentro, de una voz múltiple que se convierte en sola. Por primera vez este problema de tener tres corazones, se solucionó.

No quiero ser blanca. Cuando era niña me preguntaba si lo sería tomando mucha leche, pero mi estómago medio asiático siempre la rehusó…no puedo tomar leche porque me cae mal. A muchos asiáticos nos falta una enzima para digerir la lactosa. También quise volverme blanca como la nieve en Alemania, blanca como la espuma de detergente, blanca como las nubes de Qintao en la frontera de China con Corea, donde los chinos son más blancos, blanca de corazón, y no tener celos, ni pena , ni envidia, blanca o cualquier cosa más clara. Menos esta fuerza violenta de pantorrillas gruesas, que siempre se escapa. Que no puede quedarse en un solo lugar, que se olvida de rezar o de amar al mismo hombre, pero que siempre está buscando palabras en los bolsos de la gente, en los ojos de los viejos, en los acordes de las guitarras rotas, en las ferias artesanales, en los jades, las casa viejas y en los conjuros contra la maldad.

Siempre he tenido miedo de no saber defenderme y enlazada en mi collar de miedos, esta perla de vulnerabilidad me desarmaba ante todo lo que consideraba prodigioso, digno, no entramado como yo ante mis miles de preguntas a la sociedad y al universo.
Pero este encuentro fue un canto de perdón a mí misma, canto de comprensión a mi padre y su alma triste que tampoco supo perdonar del todo al Perú. Este encuentro me hizo saber que hay muchísimas personas, con la honestidad del hielo y el desierto, del fuego y del amor incondicional que quieren encontrar respuestas a las guerras, los abandonos, las burlas soberbias, el silencio impuesto, la destrucción de los débiles. La imposibilidad de expresarse en la lengua de los fuertes o los dominantes.

Hay por suerte personas, peruanas o caribeñas, o chinas, o amarillas, rojas , indias o negras y también blancas…. Que han venido luchando durante cientos de años por la verdadera libertad del ser más allá de su color, su etnia, su forma física y material que le da determinados códigos de interacción, pero que es capaz de formarse hacia una idea de sentimientos y acciones sustanciales forjándose única, irrepetible, esencial para su entorno, sin mirar más el tamaño de sus huesos, sus capacidades intelectuales, la perfección de sus dientes, sino que sea valorada por el hecho de ser , sea cual fuera el rol que le ha tocado jugar en la existencia.

Sólo después de mucho cuestionarme el hardware con el que vine dotada, china peruana, mujer, maestra, chepenana, estudiante, habitante de varias ciudades, realizando múltiples labores para el placer propio o el colectivo. Puedo llegar a la conclusión que no fue el color de la piel la que condicionó mi accionar, sino en lo que yo creía, el lenguaje hacia mi misma y hacia mi entorno, lo que lo que me levó a lograr o fracasar en determinados emprendimientos.
Pero hacer el doloroso proceso de sacarse suavemente toda la piel y sus constantes transformaciones, a través del impacto que causa la cultura, el arte, la religión, las personas que uno frecuenta, las experiencias, ha llevado un camino a veces arduo, a veces cuesta arriba que me ha dejado convencida que los humanos venimos a intervenir nuestra propia naturaleza, nuestras familias, nuestras ciudades, nuestros países, nuestra propia ignorancia para seguir en el proceso de aprendizaje de lo que denominamos humano, hacia la epifanía de un poder mayor que nos fertiliza, nos cuida y nos guía.

Este encuentro fue felizmente gestado en las mentes de Idealistas y artistas que ven el color como una ventaja para el gran salto común hacia mejores paralelos de comunicación y entendimiento entre todos los seres del planeta, dentro de la gran diversidad que significamos.

Utilizar exactamente tres fragmentos del enorme mosaico suramericano y visualizarlo desde sus raíces étnicas, ha sido un dichoso corte institucional y organizativo para comprender mejor las necesidades, el proceso histórico y la proyección futura de importantes grupos que más que clasificados por el color, diría que provienen de miles de sonidos y variadas formas lingüísticas que buscan hacer un coro de delicias sonoras para salvar muchos aspectos hondos y espirituales de la humanidad. Cada poeta, escritor, persona presente llevando en si misma movimientos, ilusiones y su lenguaje único e irrepetible , significaron una lección en vida y en pié, que me llevo a la más profunda experimentación de mi propio ser, más allá de ser china latina y artista, sino generadora y creadora de espacios, tendencias, encuentros y también destrezas que se conviertan en la expresión de mi ser más alto en la conjugación de intereses en nuestros países, para llevarnos a un mejor acuerdo, armonioso con todos.

Cuando partí a Costa Rica hace 5 días, tenía un terrible dolor de cabeza, una decepción profunda de mi propia paciencia y perseverancia, una mirada errada a mis vecinos o competidores en el mercado y cierto rencor al Perú, por las leyes duras contra los chinos durante decenas de años que les hicieron muy difícil tener la legalidad y la institucionalidad de su propiedad en este país.
Este encuentro fue denominado místicamente Tenemos la palabra, aunque hace mucho tiempo escribo y trato de expresarme, por primera vez sentí que como una china que podía quejarme sin sentirme políticamente incorrecta y que estaba hiriendo a alguien o sintiéndome menos en un mundo que te obliga a tener determinada valoración de ti mismo, tus penas y tu comportamiento para ser aceptado socialmente.

Pude decir, me duele que mi padre nunca pudiera tener pasaporte peruano. Me consoló saber que nuestro querido escritor Siu Kam Wen tampoco lo ha logrado, aunque toda su producción literaria está vinculada al Perú y ha enriquecido enormemente las letras y la memoria histórica peruana. Nunca le dieron el pasaporte y menos ningún premio…. Dije : me duele, y supe de su dolor y el dolor de muchos de nosotros que guardamos bajo la almohada o dentro de algún camafeo ciertos actos de injustica o de opresión que no nos ha permitido mostrarnos más libres en el proceso de ser convertirnos en mejores humanos que sepan ser mejores hermanos.

Estoy mirando las piedras que traje de la playa, la arena aún pegada en la toalla no sacudida, los libros, los souvenirs, la camisa que me regaló Raúl de Panamá, pero más estoy viendo mi interior, las palabras de La Nana de Nicaragua, la sabiduría de Clara, el erotismo en la escritura de Suyin, La elocuencia y perfección de Isla negra…el pre infarto de Luis, los rezos del Padrecito, el humor de Roberto, la destreza de José nuestro Chofer ( me encantaría encontrarlo en su supermoto en algún viaje en el Caribe)…

Todo eso, el cansancio, los reisandbeans, y el verde hermosísimo de los ticos. Todo eso está aquí protegiéndome, guiándome, dándome fuerzas y valor para seguir….
Mil gracias por todo. Mil gracias a todos.